Antes de nada comenzaré diciendo que parte de esta entrada, al igual que sucedió con la de Bad English, está basada en la que originalmente fue creada para el blog Comunidad del #FFVinilo y publicada en el mismo hace un par de semanas. Un placer siempre poder participar en tan inmenso (por calidad y cantidad de reseñas) blog, aunque sea más tarde de lo que prometí...
Quién más quien menos, aunque no sea gran seguidor del estilo Heavy Metal, conoce el nombre de Yngwie Malmsteen. Y no, no lo digo por ser uno de los más grandes guitarristas de todos los tiempos, a quien se le atribuye la mayor influencia en la creación del subgénero conocido como Metal Neoclásico, tampoco por ser uno de los grandes exponentes de la técnica guitarrística denominada Shredding, ni tan siquiera por participar en grupos de la talla de Steeler o Alcatrazz, si no más bien porque con ese nombre tan particular, una vez lo has escuchado, difícil es que se te olvide.
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Portada Odyssey´88 |
Corría 1988 y este era el cuarto trabajo en la carrera del explosivo y virtuoso guitarrista sueco, quien en lo personal no andaba en su mejor momento debido a la muerte de su madre y a un accidente de tráfico estando ebrio. Como comentaba, para muchos este fue su trabajo más blandito, acusado incluso de comercial. Hasta he leído que fue como una especie de traición a sí mismo, algo bastante desproporcionado a mi parecer. Pues qué queréis que os diga, si esto es traición, bendita infamia!!!
En la discográfica pensaron que sería buena idea sumar al equipo de Malmsteen (los no justamente valorados hermanos Anders y Jens Johansson más el inquieto bajista Bob Daisley en tres de los temas) a un experimentado vocalista a la vez que compositor, en este caso Joe Lynn Turner, quien en aquel momento estaba en paro tras su periplo en Rainbow. Además, imagino que quienes tomaron esta determinación tuvieron en cuenta que Turner ya estaba acostumbrado a lidiar con figuras de exacerbado ego, llámese en esta ocasión Ritchie Blackmore. Para muchos esta no fue una buena decisión, ya se sabe que estas fuertes personalidades de desmedido egocentrismo no suelen ser compatibles entre si, o al menos no por mucho tiempo. Lo cierto es que la relación laboral duró lo justo y necesario como para finalizar el disco y poco más, sin embargo para mí fue una decisión excelente y acertadísima, no hay más que escuchar esta joyita.
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Yngwie Malmsteen y Joe Lynn Turner, dos enemigos íntimos |
Y ya que hablamos del setlist, no me voy a quedar con las ganas de al menos mencionarlo completo. Para ello agruparé los temas en instrumentales (Bite the Bullet, Memories y mi favorita Krakatau), en lentas (Dreaming (Tell Me) y Hold on), en cañeras (el himno Rising Force, Faster than the Speed of Light y el trallazo Riot in the Dungeons) y finalmente las que caracterizan especialmente el carácter de este trabajo, las más melódicas y accesibles, Déjà Vu, la guapísima Now It´s the Time y la tremenda Crystal Ball, la que quizá sea la mejor y más completa de todas.
Sin embargo desde mi primera escucha hubo una canción, debido a mi pronunciadísima y azucarada vena melódica, que se instaló de manera permanente en mi personal baúl de cantinelas especiales. Una canción que sinceramente, y esto es algo realmente sorprendente tratándose de Yngwie Malmsteen, es más cercana a Bon Jovi que a Ritchie
Why can´t the night last forever?
Yo tengo un rollo amor-desamor (odio no sería ni mucho menos el concepto) con el Yngwie bastante peculiar, por una parte me gustan las canciones y su estilo ochentero, pero por otra, el rollo guitarrero 'pajillero del mástil' siempre me ha echado un poco para atrás: demasiadas notas en poco tiempo y mucha técnica pero poco feeling... al menos es como yo lo percibo, sin restarle un ápice de mérito por tocar como un verdadero animal. Quizá prefiera su época de Alcatrazz y si me tuviera que quedar con uno de sus discos, me quedo con Marching Out, que también tiene otro pedazo de cantante: Jeff Scott Soto, que está genial en el tema vikingo:
ResponderEliminarhttps://www.youtube.com/watch?v=rcwcxBf_fTE
La verdad es que si fuera un pelín menos recargado con las seis cuerdas: está todo el rato ahí detrás, mástil arriba, mástil abajo jajjaja... En fin, lo de siempre, para gustos...
Abrazos!!
¿Rollo guitarrero-pajillero del mástil? Me acabas de dejar loco...
EliminarPor la misma razón que tú argumentas, quizá sea este disco mi preferido de toda su discografía, menos demostraciones de virtuosismo y más estribillos pegadizos, que también se trata de eso. Aunque el maestro sueco renuncie a ello, le vino muy bien la participación de JLT.
También soy gran seguidor del vocalista portorriqueño, incluso también por Mark Boals, otro excelente cantante.
Abrazo Alex, ya te lo he comentado en tu blog, necesito hablar contigo en privado..
La primera vez que escuché lo de "pajilleros del mástil" me partí de risa, creo que expresa muy bien el concepto. Guitarristas muy rápidos siempre los ha habido, véase por ejemplo Alvin Lee, Eddie Van Halen, John Petrucci, Steve Vai, Joe Satriani o Yngwie Malmsteen. El problema es cuando se centran tanto en las virguerías, algo que acaba resultando un poco plomífero; a mí me pasa eso con Satriani y con Vai, reconozco que son una pasada (maestros de guitarristas y todo eso ...) pero me aburro muchísimo con su música (la de sus discos en solitario). Malmsteen me mola más, tal vez por su estilo de metal neoclásico. En cualquier caso, creo que este tipo de guitarristas, a pesar de lo que inicialmente se pudiera pensar, lucen más en grupo que en solitario porque no es lo mismo un solo de guitarra de 40 segundos que un solo de guitarra de 5 minutos, ¿dónde está el efecto sorpresa en este último caso?. Un abrazo para ambos.
ResponderEliminarPor eso a mí me gustan más los discos comerciales de este tipo de gente, virtuosismo accesible que yo lo llamo: Sex & Religion de Steve Vai, Surfing with the aliens de Joe Satriani, Images and words de John Petrucci o este mismo de Yngwie.
EliminarAbrazo Raúl
Estoy de acuerdo con Alejandro, me pasa lo mismo. Me vale para algun rato de higos a brevas pero no puedo decir ser un fan de Ingwei, no obstante es innegable su talento y destreza, pero sí; después de un rato, cansa.(A mi al menos, el termino de "pajillero de mástil, es nuevo para mi; y me parto de risa. Pero se adapta y se entiende.) Os habéis dejado en el tintero otro virtuoso ochetentero que prefería hacer grupo y no lucimiento.(Aunque lo bordaba y no tiene nada que envidiar a nadie... Nuno Bettencourt de Extreme. su No woman allowed, haciendo el vuelo del moscardón de Korsakov, lo clava.
ResponderEliminarLo dicho un saludo y larga vida al metal.