En la música moderna, hemos oído hablar en más de una ocasión de un "antes" y un "después" de determinados artistas. Merecimientos aparte, por lo general se trata de enmarcar cierto suceso; algo o alguien que no dejó el mundo de la misma manera en que lo encontró. Pues bien, no sería para nada aventurado decir que el mundo en el que vivía Brian Wilson en 1966 no era el mismo que habitaba el resto de sus congéneres humanos, y que decididamente tampoco sería el mismo para nadie de allí en adelante. Si bien desde hacía al menos un año y medio venía amagando con hacer algo distinto, recién ese año el genio escondido dentro de la lámpara de una banda de Surf Rock –un género absolutamente pasatista, y por lo tanto bastante menor dentro del panorama musical de los primeros años sesenta- finalmente salió a la luz y nos concedió a todos el deseo de convertir el Rock mismo en una forma de arte. En ese momento, al mando de su banda The Beach Boys, Brian Wilson miraba al resto de los mortales desde la cima de una montaña…
Pero todo tiene un precio, porque en el punto más alto sólo hay lugar para uno. Porque ser el genio dentro de la lámpara significa ser alguien lleno de magia, pero naturalmente aislado del resto del universo:
Sigo buscando un lugar en el cual pueda encajar, donde pueda decir libremente lo que pienso. He estado mucho tiempo intentando encontrar gente a la cual yo no termine por dejar atrás. Me dicen que tengo una forma de pensar especial, pero con eso no me hacen ningún bien. Desearía que no fuera así.
Decirle a alguien que es especial no necesariamente es un cumplido. Así lo sentía Brian Wilson con respecto a los desplantes que por aquella época le hacían sus compañeros de The Beach Boys, que nunca lograron entender la profundidad y la altura a las que este gran compositor quería llevarlos. Y es que ser especial es ser un adelantado, un incomprendido… Es estar solo.
Ni siquiera dos personalidades especiales pueden hacerse una compañía justa, ya que cada persona es especial a su única e irrepetible manera, apuntalando su particularidad en una serie de vivencias que sólo ese ser humano, y nadie más, ha atravesado. Darse cuenta de que uno es realmente único conlleva un nivel de soledad digno de una novela de Mary Shelley:
Cada vez que las cosas comienzan a pasar nuevamente, pienso que algo bueno finalmente me está sucediendo, pero de repente algo termina saliendo mal. A veces me siento muy triste… A veces me siento muy triste, no encuentro nada a qué dedicar todo mi corazón y mi alma. Supongo que simplemente no fui hecho para estos tiempos.
En el otro extremo, podría asegurarse que todos queremos ser iguales a los demás. Todos deseamos encajar, ser aceptados. Y para lograr esto, somos capaces de casi cualquier cosa. Queda entonces flotando la idea de que todos nacemos como alguien especial, y que dejar de serlo es una labor ciclópea a la que le dedicamos un gran esfuerzo y mucho de nuestro tiempo. Tan fuerte es nuestra necesidad de escaparle a la soledad de la existencia, que muchos renuncian a ser quienes son y prefieren ponerse un disfraz para ser aquello que los demás quieren ver:
Cada vez que consigo la inspiración para cambiar las cosas a mi alrededor, nadie quiere ayudarme a buscar esos lugares en los que pudiera encontrar cosas nuevas. ¿Adónde puedo ir cuando todos mis interesados amigos terminan huyendo de mí? ¿Qué significa todo esto?
Brian Wilson en Pet Sounds, su obra suprema, se dio el lujo de escribir sobre sí mismo; sobre una persona embargada por una tristeza absoluta al ver que todos los que le rodeaban no lograban comprenderlo. Al igual que cuando John Lennon gritaba "¡Socorro!" y el mundo bailaba al ritmo de su llanto; Brian se sentía malinterpretado por la humanidad entera, y de allí en más refugiaría su dolor y su decepción en un peligroso cóctel de ácido lisérgico y traumas familiares. Su genio sólo volvería en cuentagotas, y únicamente el paso del tiempo lo terminaría transformando en el verdadero prócer musical que es hoy.
Mientras tanto, fue sólo un hombre parado en la cima de una montaña… Nada más, ni nada menos.
Carlos, querido tocayo, has hecho una radiografía psicològica de Brian Wilson y eso solo se puede hacer conociendose a uno mismo, da pie a la reflexión y por supuesto para entender la canción. No la conocía y eso que los Beach Boys tienen algunas que fueron grandes éxitos. Gracias por acercarnos a este cantautor tan "especial" y su música, quizás no tan conocida. Salut!
ResponderEliminarDecirte nuevamente que me encanta tu forma de escribir sería ponerme muy pesado ya, muy "cansino" que decimos por aquí, así que no lo voy a hacer ;)
ResponderEliminarMuy de acuerdo en prácticamente todo, que efectivamente Brian Wilson tenía tanto de genio como de egocéntrico, que ese egocentrismo es muy posible que viniera generado por una incomprensión entre él y el resto del mundo, que ser especial, según se mire, puede ser lo mejor o lo peor que te puede pasar, que todos, en algún momento de nuestra vida nos hemos sentido especiales pero al final, todos sin excepción hemos "pasado por el aro", que, paradójicamente desperdiciamos buena parte nuestro tiempo en tratar de ser aceptados por los demás y que todos, sin ningún género de duda, hemos escalado en alguna ocasión esa montaña que comentas para encontrarnos a nosotros mismos aislándonos del mundo.
En lo único en lo que no estoy de acuerdo es precisamente en el título de la canción, no creo que el gran problema de Wilson fueran aquellos tiempos, el gran problema era él mismo. ¿O quizá fuera del resto del mundo? No sé, seguramente uno de sus mayores problemas fuera ese tipo (y sus colegas) gritando ¡Socorro! que mencionas, el gran responsable de que Wilson no llegara a la cima de la montaña del máximo éxito musical, y por ende, la de su propio orgullo.
Abrazo Carlos
Hace poco vi "Love & Mercy", una peli sobre la vida de Brian Wilson, sobre sus problemas mentales, su dificultad para relacionarse con el resto del grupo y su creatividad infinita. Me dio la sensación que fue un personaje atormentado, incomprendido e intelectualmente a años luz de quienes le rodeaban. Me ha gustado mucho la aproximación que has hecho de este grande la música, "Pet Sounds" es uno de los discos imprescindibles para cualquiera que desee acercarse al rock. Saludos.
ResponderEliminarMuchísimas gracias a todos por las amables palabras. Escribir para mí es un ejercicio del alma, un agradable esfuerzo por ordenar ideas, buscar la forma indicada para expresarse, encontrar las figuras metafóricas más adecuadas... Y siento que las palabras brotan cuando escribo sobre cosas que amo, como la historia del Rock & Roll. Así que nuevamente les digo gracias por esta oportunidad. Espero contar con vuestras visitas en mi blog de los Deprimartes. Un abrazo de Rock para todos vosotros.
ResponderEliminarExcelente revisión del tema y de una personalidad como la de Brian, por el cual siento admiración.
ResponderEliminarMis felicitaciones más sinceras.
Saludos sintéticos.
El gran hombre es como el águila: halla el castigo de su grandeza en la soledad de su alma (Stendhal, Del amor)
ResponderEliminar¡Excelente cita! Muchas gracias.
EliminarGracias a ti. Ha sido un modo sencillo y económico de mostrar mi conformidad. No se me ocurría nada original que añadir después de leídas tus palabras.
EliminarTe invito -y los invito a todos- a seguirme en mi blog: http://deprimartes.blogspot.com.ar/
ResponderEliminarDesde Musicae Memorandum lo recomendamos! ;D
EliminarHecho
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