De manera casual y completamente inesperada —de resultas de un inocente comentario— he recibido la propuesta para participar en este primer aniversario de Musicae Memorandum. Agradezco a Oloman, autor del envite (decir atraco me parece excesivo), la confianza en mí depositada, basándose, tal vez, en la amistad o en quién sabe qué aptitudes que pueda haber visto en el tiempo que hace que nos conocemos. Desde luego, en lo que se refiere a ser amante de la música acierta de pleno, así que, aunque sólo sea por esto, sin entrar en más consideraciones, pongo manos a la obra.
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El tema elegido para mi aportación —junto a un par más, finalmente descartados— me vino a las mientes sin esfuerzo y casi de inmediato. Verdad es que cualquier aficionado con un bagaje similar al mío, compuesto de múltiples etapas e incontables audiciones, hubiera podido tardar un poco más en decidirse, removiendo recuerdos y experiencias, de haberse empeñado en dar con la canción que reuniese un mayor número de cualidades o que ocupase el primer puesto en el ranking de sus gustos personales (¡hay tantas melodías que nos han emocionado o que, de un modo u otro, han dejado su impronta en nuestras vidas!). Pero nada más lejos: enseguida me di cuenta de que, si el «Capitán Trueno» no era la mejor canción de la historia que se intenta reseñar en estas páginas, ni siquiera la más maravillosa que conozco, bien estaría que dedicase la oportunidad que me brinda esta onomástica para rendirle, y por partida doble, sincero homenaje.
Así pues, no sólo se trataría de rendir tributo al grupo que en su momento seguí con auténtico fervor adolescente, sino también, y no en menor grado, al héroe del cómic que tan buenos ratos me hizo pasar en la infancia, haciendo volar mi imaginación e inculcándome unos valores que, si bien parecen ausentes del entorno real de nuestras vidas —esta idea es clave en la interpretación de Asfalto—, sirvieron acaso para que muchos de nuestra generación nos sintiéramos —y, por qué no, incluso, nos hiciéramos— un poquito mejores.
Para muchos conocedores del género el primer álbum de Asfalto tiene algo de mítico y ocupa un lugar imprescindible en el panorama del rock hispano, aunque nada más sea por haber inaugurado el sello «Chapa Discos», fundado por el infatigable Mariscal Romero, absolutamente vital para la promoción en nuestro país de grupos tan emblemáticos como Barón Rojo, Leño, Ñu, Topo o Bloque, entre otros. Pero es que además el disco incluye temas tan notables, casi legendarios, como «Días de escuela», «Rocinante», «La isla del amor», «El emigrante» y, por supuesto, «Capitán Trueno», que dan al álbum, en su conjunto, ese no sé qué de original, emotivo e incuantificable que sólo se alcanza en contadas ocasiones, mediando la inspiración y algo de azar, en cualquier manifestación, aunque sea marginal y urbana, del arte.
Personalmente, me da igual que la falta de experiencia y de medios o los nervios por ser el primer lanzamiento del sello discográfico restaran calidad técnica a la grabación, o que hubiera desavenencias entre los miembros del grupo antes, durante o después, dando lugar a su inmediata separación; lo único esencial es que para mí se trata del mejor trabajo de la banda. Prueba de ello es que, a pesar de andar hace muchos años en otros asuntos y otras músicas, aún llevo en mi lista de reproducción las cinco canciones citadas más arriba, caso que no se da con ningún otro álbum, no ya de esta banda, sino de aquella época.
Pido disculpas por la muy deficiente calidad del único vídeo que he encontrado del año de publicación. Está extraído del programa Aplauso, cuando aún existía el monopolio de Televisión Española. Espero que el valor histórico y testimonial lleguen a suplir dichas deficiencias:
Con alguna mayor calidad de audio y el encanto de unas cuantas viñetas del cómic (del tebeo, como decíamos entonces) muy rudimentariamente animadas, este otro vídeo:
Reconozco Carlos que nunca he sido muy seguidor del Rock español. Sin embargo hace unos meses escuché casualmente La paz es verde y me sorprendió gratamente tanto la gran voz de Oñate como la canción en sí, una excelente composición basada en la denuncia ecológica de la época. Todo eso me hizo investigar a Asfalto, descubriendo que fueron grandes pioneros; por ejemplo fueron los primeros españoles en crear un disco doble, publicaron el primer recopilatorio de un grupo de Rock español y fueron los primeros españoles en tocar en el mítico Marquee.
ResponderEliminarAsí pues, gracias por no permitir que esta mítica formación española caiga en el olvido con esta excelente colaboración.
Saludos
Remueves mucho en mi interior, Jakesnake, con tu comentario. La afición por el rock hispano a mí me vino porque era lo que tocaba, de algún modo no lo elegí, sino que lo impuso el propio entorno adolescente. La pandilla del barrio marcaba tus pautas de conducta como requisito para pertenecer a ella, y en mi pandilla éramos heavys; no había, ni nos preocupaba, nada más. Obviamente, una vez liberado de aquella influencia, a medida que iba madurando, mi vida emocional fue tomando otros muy distintos derroteros.
EliminarDe Asfalto siempre me cautivó, especialmente, la voz de sus vocalistas, y aún no deja de sorprenderme, a pesar de los numerosos cambios, su homogeneidad.
Mi época de ecologismo militante estuvo muy influida por “La paz es verde”. Los Asfalto siempre tuvieron una enorme carga ideológica y cierta vena intelectual patente en casi todas sus letras. “La generación perdida”, incluida en el álbum doble que mencionas, transpira de nostalgia por el Mayo del 68 y el ideario hippie tiene su huella en esta y otras canciones como “La isla del amor”. No se trata, pues, de un grupo vanal, sino cargado de profundidad y buenas intenciones, a menudo frustradas, como puede apreciarse en la misma letra de “Capitán Trueno”; a este respecto los ejemplos serían incontables.
Por todos estos motivos y los expuestos en el post, coincido en que el recuerdo sí es merecido y agradezco mucho tus palabras de acogimiento.
Un saludo afectuoso.
Efectivamente su mejor Lp y como bien dices provocó su separación en ese momento. Tengo auténtica debilidad por Días de escuela porque lo he vivido y la he cantado.
ResponderEliminarSaludos Carlos
Comparto tu debilidad. Tal vez Días de escuela responda mayormente a una época de plena dictadura que a la transición que a mí me tocó vivir, pero, como en toda transición, mis "días de escuela" conservaban aún muchos elementos de ese pasado, digamos, "más genuino", identificables en la letra de la canción. El caso es que ésta siempre me ha producido una gran nostalgia. Olomán puede dar fe de que es uno de los temas que le sugerí para esta colaboración, anteponiéndolo, en principio, a Capitán Trueno.
EliminarUn saludo, Nostromo.
Doy fe y entono el mea culpa, todo de una.
EliminarEn absoluto entones nada, que, no sé por qué, sospecho que se te ha de dar mejor el código HTML que el canto. Bromas aparte, te confieso que no me pesa y estoy muy satisfecho de que haya sido este el tema elegido, gracias a ti.
EliminarNo, si ya lo digo en la ficha al pie de cada una de mis entradas. Lo del HTML y el canto, digo :)
EliminarGracias de nuevo por participar Carlos
Un placer.
EliminarCapitán Trueno la conozco desde que salió.
ResponderEliminarVamos que tenía 11 años.
No he sido nunca seguidor de Asfalto, pero este tema es de esos que uno no puede olvidar.
No sólo es que me guste, es que además, y puede sonar a tontería, pero me retrotrae a los años de mi niñez, cuando a pesar de esa edad, me encantaba escuchar la radio y oir todos estos temas.
No siento que nunca fuera más adelantado de los demás, pero
¿Porqué los adultos pensaban/piensan/ (no me incluyo, lo siento), que los niños musicalmente son subnormales?
Pues eso que a mi me gustaban este tipo de cosas cuando era un niño.
Gracias por poner este tema. Me trae buenos momentos.
Saludos sintéticos.
Los niños no sólo no son subnormales, sino que, en mi opinión, poseen unas cualidades de idealidad, sinceridad e intuición que más bien considero una pérdida o carencia que tenemos los adultos. Ellos, generalmente, sí que saben ser felices; están en el paraíso, aunque en ese momento quizá no se den cuenta. Me alegro, por consiguiente, que el tema propuesto haya logrado, aunque sea por un instante, retrotraerte al paraíso.
EliminarSaludos cordiales.
Insulsa como pocas, poco logradas reminiscencias de Génesis con la flauta y el imitador de Mike Rutherford. ¡Y el estribillo! Solo falta que venga el Capitán Trueno en un vespino conducido por Rufino. Sositos los nenes. Eso sí, nada que ver con Dias de Escuela, salvo su siempre poco acertada instrumentación. Se ve que lo suyo no era ni el virtuosismo ni la performance. D.E.P
ResponderEliminarMuy respetable todo lo que dices, Caito. Personalmente, nunca he valorado este grupo por su virtuosismo ni por su puesta en escena, sino por lo que llegaron a trasmitirme en mi adolescencia, quizá unos valores, una estética y cierta poeticidad.
EliminarPara mí supusieron una etapa que superé hace mucho tiempo. No obstante, siento tener que comunicarte que tu Requiescat in pace está completamente fuera de lugar, pues, aunque te pese, mantienen en la actualidad una gira de conciertos y en su página oficial "amenazan" con sacar un nuevo disco.
Saludos afectuosos.
Si te fijas bien, mi D.E.P. no está fuera de lugar. Está dentro, justamente al final, pero dentro al fin y al cabo. Y estoy de acuerdo con lo de la amenaza, pues para que esta tenga carácter de tal, debe de conllevar aparejado un daño injusto, lo que cumple a todas luces. Y puede que tengas razón y no esten muertos, pero creo que antes detectan vida en un confín de la galaxia que en ellos. Musicalmente hablando, of course. Y no me pesa que anden intentando resucitar e intentarlo de nuevo, al fin y al cabo, el Cid Campeador ganó una batalla despues de muerto y todo puede ser.
ResponderEliminarY tambien, por que entre otras cosas, la nada carece de masa, y por tanto, de peso.
Considera esto como un mero ejercicio de sinrazones no exentas de acierto por mi parte y recibe un cordial saludo.
Y que sigamonos viendo por aquí, pues así los chicos del blog se entretienen y evitamos su recaida.
Considero que hay mucho acierto, en efecto, Caito, y sinrazones en todo lo que dices. Permíteme que brindé por tu estupendo sentido del humor, no exento de ironía; y porque recaigan los chicos del blog, sí, o porque su ánimo no decaiga, pero a condición de que lo hagan bien, so pena de caer, al menor descuido, víctimas de tu crítica implacable.
EliminarYo me ofrezco a aportar cuanto esté en mi mano, si es que se tercia, para lograr tan preciado fin.
Salud, amigo.
Gracias por tu sentido del humor, cualidad, entre otras, inherente a la inteligencia. Y brindemos por las sinrazones, que los aciertos son muchas veces mero fruto de la casualidad, y las sinrazones son hijas nuestras.
EliminarRespecto a los chicos, ya procuran ellos hacerlo bien sin mediar temores ni apocamientos provocados por terceros.
No obstante, el miedo guarda la viña, y el ojo del amo engorda al caballo.
Saludos Carlos.
No, si ya sabía yo que tanta crueldad y ensañamiento era mucho de fachada, que en el fondo, ahí resguardado, había un peazo corazón y un tío majo donde los haya. Los "chicos" también lo saben, del mismo modo que sabían, sin duda, que yo te estaba bailando el agua y mi bravuconada no iba de veras.
EliminarLo que ya me parece un poco feo, rozando casi el mal gusto, es que me atribuyas, y al mismo tiempo te atribuyas, la cualidad de inteligente... Eso es pecar de inmodestia, pues estás alabando una cualidad que yo antes había señalado en ti y que igualmente había pensado respecto a ti, aunque me había callado por no pecar de inmodestia.
Humildad, amigo, te ha faltado una pizquita de humildad. Pero bueno, no importa; como digo, me parece que eres muy buena gente.
Saludos cordiales.
Perdona, pero humildad tengo mucha porque no la gasto.
ResponderEliminarY efectivamente no soy modesto. Eso se lo dejo a Balenciaga.
Si ni siquiera soy sastre, mucho menos modesto, más bien desastre.
Y no creas lo de buena persona, pues hoy mismo han muerto miles de niños de hambre sin que haya movido un solo dedo para impedirlo.
Ni siquiera lo ha movido el Capitán Trueno, que sigue salvando a los buenos, pero eso si, se conoce que solo a los que están saciados...
Agur