martes, 21 de marzo de 2017

Nadie ha pronunciado la erre como ella. Non, je ne regrette rien

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Ficha
Edith Piaf. Non, je ne regrette rien
Nombre: Non, je ne regrette rien (No, no me arrepiento de nada)
Intérprete: Edith Piaf
Publicación: 1956
Autor: Michel Vaucaire / Charles Dumont
Género: Chanson / Music-hall

Bonus track:
Louis Armstrong La Vie En Rose
Grace Jones La Vie En Rose
Danakil
Marion Cotillard Non, je ne regrette rien subtitulada
Referencias:
Ultramundo
Algarabía
Wikipedia

Cuando ya llevamos cerca de 600 publicaciones en MM somos conscientes de que todavía nos faltan muchas cosas, ¿pero qué cosas pueden ser que tengan una gran relevancia en esos 50 años de música?, aquí ya se va acotando el abanico de posibilidades.... Sin demasiado asombro, compruebas que casi el 90% (por decir algo) del contenido de esta bitácora, suena en la lengua de Shakespeare, un auténtico abuso anglófono, lógico por la tradicional hegemonía de la gran fábrica musical británico-norteamericana.


Muchos artistas y bandas de renombre, a pesar de sucumbir a cantar mayoritariamente en inglés, no pertenecen a ningún país de la Commonwealth, como muestra un botón: los alemanes Scorpions o los suecos ᗅᗺᗷᗅ y Ace of Base entre muchos otros. En el otro hipotético 10% de este blog, incluyo a mis preciados españolitos e hispanoamericanos y a artistas que han resistido o que resisten estoicamente en su lengua materna y además triunfando internacionalmente: los Rammstein, Trio y Nina Hagen (alemán), Domenico Modugno y Renato Carosone (italiano), incluso en árabe con Dissidenten o para más inri también hemos puesto hasta lenguas inventadas por Enya y mención especial para el guitarrista surcoreano Shin Jung-hyun. O sea que no está tan mal esta pequeña diversidad lingüística, el que no se consuela es porque no quiere.

Pero hoy vamos a resarcirnos con otro convidado de piedra involuntariamente olvidado, con la grand chanson française. Esa lengua romance y sus intérpretes solo han aparecido por aquí en contadas ocasiones (Youssou N’Dour y Neneh Cherry, Visage...).

He de decir que siento una gran empatía por ese idioma, una relación mucho menos traumática que con el anglosajón. Por circunstancias, de pequeño empecé en un colegio de los de antes, clasista y clerical, donde desde muy niños nos orientaban en la elección del segundo idioma, los chicos a francés y las chicas a inglés, así de fácil. Afortunadamente solo viví los estertores de aquella aberrante política educativa, que en otros conceptos, también he de decirlo, sí funcionaba bien. Me estoy metiendo en un melonar del que me voy a salir ya por la tangente.

El caso es que me gusta oír y entender el francés, tiene musicalidad propia y como decía Víctor Hugo: "El inglés es ideal para hablar de negocios, el alemán se hizo para las ciencias, el francés es el lenguaje del amor y el español, ¡Ah! el español, es el idioma para hablar con Dios". Pues eso, ¡el del amor!

Para ello he elegido a la diva, a la musa de la canción en la tierra de Julio Verne, a la gran Edith Piaf. La vida de Édith Giovanna Gassion parece sacada del argumento de una película y no precisamente cómica.

Nació en una calle parisina a la luz de una farola en 1915, por lo visto a su madre no le dio tiempo a llegar al hospital mientras su padre, acróbata circense, se emborrachaba para celebrarlo. Por necesidades de la vida, la dejan con su abuela materna de origen magrebí, cuentan que en el biberón le daba vino porque creía que mataba los microbios. Después la recoge su padre, pero se tiene que marchar a la primera gran guerra, por lo que la manda con la madre de éste a Normandía. Si con una abuela le fue mal con la otra le debió ir regular, regentaba un prostíbulo y durante un tiempo es criada por las prostitutas.

Regresa de nuevo el papá y ambos se enrolan en un miserable circo. Canta por las calles para ganarse unas monedas, donde ya empieza a demostrar su extraordinario talento. Muy joven se queda embarazada de una niña que moriría a los dos años de meningitis. Tantas vicisitudes le iban templando el carácter necesario para cantar con ese sentimiento tan profundo, con esa pasión.

Edith Piaf. La vie en rose
En el aspecto artístico parece que le va algo mejor y graba su primer disco, les Mômes de la cloche, con considerable éxito. Pero el dueño del cabaré donde actuaba es asesinado, produciéndose un gran escándalo mediático en el que se ve involucrada. Otra vez a la miseria cantando en antros de mala muerte.

En 1936 triunfa definitivamente como La Môme Piaf -algo así como pequeño gorrión (medía 1,47)- en el music-hall, convirtiéndose en un ídolo para los franceses y un icono de Francia a nivel mundial, incluso hizo numerosas películas y obras de teatro.

La vie en rose (1946) es su canción más popular, Piaf puso la letra y la música fue obra del barcelonés de origen italiano Louiguy. La Vida en Rosa es un título tan simbólico para la artista que en el 2007 dio nombre a una película biográfica, por la que Marion Cotillard obtuvo un Oscar a la mejor actriz.


Seguimos con las hazañas de esta pequeña e increíble mujer de perenne vestido negro. Durante la ocupación alemana, ayuda en lo que puede a La resistencia y a los judíos, actuaba ante los nazis con canciones con letras de doble sentido, como Tu es partout sobre la traición de un amante.

Su vida sentimental fue apasionada, tuvo romances con numerosos hombres importantes del mundo del espectáculo como Marlon Brando, Yves Montand, Charles Aznavour o Georges Moustaki, pero su auténtico amor fue el boxeador Marcel Cerdan, muerto en un accidente de aviación cuando iba a reunirse con ella. Piaf se convierte en una máquina de amar y sufrir, su salud también se resiente por el alcohol y su afición a la morfina.

Edith Piaf. Musicae Memorandum
Edith tenía mucha expresividad en sus manos
En 1959 Edith se desmaya sobre el escenario en Nueva York, son tiempos del clamoroso éxito de Milord, su estado y su adicción le superan y decide retirarse, pero otro hecho transcendental le ocurriría un año después.

Enferma y desahuciada, una mañana escucha una canción por la insistencia de sus jóvenes autores (Dumont y Vaucaire) Non, je ne regrette rien, Piaf levantó lentamente la cabeza con los ojos desorbitados al creer oír el himno de su vida, el resumen de su existencia. Le apasionó tanto, que le hizo volver a los escenarios apenas pudiendo mantenerse en pie, dando los históricos conciertos en unos abarrotados Olympia de París (vídeo), su local preferido que por aquel entonces pasaba graves problemas económicos salvándolo del cierre.

En alguna de esas noches, La Môme dedicó No, no me arrepiento de nada a la Legión Extranjera que estaba en la guerra de Argelia, esa unidad del ejército francés tomó la canción como un símbolo y todavía la siguen cantando en paradas militares y demás parafernalias.

Genio y figura hasta la sepultura, en 1963 a sus 47 años se baja definitivamente el telón. Fue enterrada en el cementerio de Père-Lachaise de París entre el fervor y el dolor de la multitud, se había apagado una estrella, se había callado el gorrión.


Nada más, saludos y recordad de bajar el volumen al salir

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