Cuando comentábamos en el blog sobre Iron Maiden, decíamos que Hallowed be thy name era seguramente la mejor canción de Heavy Metal que existía, o al menos la más comunmente así valorada. Pues bien, en este sentido, podríamos considerar que I want out, nuestra canción de hoy, es al Power Metal lo que Hallowed be thy name es al Heavy, es decir, algo así como el Padre Nuestro de esa particular disciplina metalera.
Precisamente ambas bandas, Iron Maiden y Helloween, conformaban el cartel del primer concierto al que acudí con tan solo 15 años, una experiencia absolutamente inolvidable y que me marcó de por vida. Por aquel entonces ya éramos muy fans de los ingleses, pero apenas habíamos oído hablar de los teloneros, por lo que, tan solo una semana antes del evento, alguien se pilló los 2 Keeper y se los pasó a los demás.
Esta doble adquisición, a pesar de llevar algún tiempo escuchando Heavy en varias de sus múltiples variantes, fue todo un descubrimiento en nuestras cándidas existencias. Nunca habíamos escuchado nada parecido, esa mezcla de Heavy con toques divertidos, esa mezcla de velocidad y melodía nos tuvieron durante mucho tiempo boquiabiertos y enganchados de manera demente, las cintas echaban humo de tanto escucharlas.
Tal adicción no se debía -solamente- al hecho de tener 15 años, responde principalmente al hecho de que estamos ante lo que comunmente es considerada como la Biblia del Power Metal, el salmo que asentó las bases de este particular sonido y que marcó los cánones a seguir por un montón de bandas posteriores, su legado es impresionante.
Formación legendaria de la calabaza: Hansen, Schwichtenberg, Weikath, Grosskopf y Kiske. |
Esta primera parte del Keeper fue la primera gran obra maestra del Power Metal; tan grande que tras casi 30 años de su lanzamiento, nunca ha podido ser superada. Bueno, tan solo por su continuación.
Dicen que segundas partes nunca fueron buenas, pero en esta ocasión fueron incluso mejores. Y es que con la segunda entrega Keeperiana publicada dos años más tarde el orgasmo alcanza su punto de mayor clímax, la definitiva confirmación de que estamos ante algo muy especial. Creo que el motivo primordial de esta magnificencia vino causada por la acertada decisión de alejar a Kai Hansen de las vocales para centrarse en la composición y en el arte de las seis cuerdas, y reclutar a Michael Kiske, un desconocido y joven cantante, que con tan solo 19 años, realizó una demostración vocal de tal calibre que de inmediato pasó a ocupar uno de los más altas posiciones dentro del olimpo de los cantantes Heavy, siendo considerado a día de hoy como la mejor voz del Metal más melódico y una de las figuras más importantes del género. Al parecer, en un principio rechazó la oferta de Helloween debido a que estimaba que su manera de cantar no se adaptaría a la velocidad mostrada en Walls of Jericho, pero felizmente fue convencido pudiendo así mostrar al mundo entero su sublime, poderosa y grandiosa voz.
Esta 2ª parte no tiene ni un momento de desperdicio, ni un solo tema de relleno, todas fantásticas, emocionantes: Eagle fly free, Dr. Stain, You always walk alone, Rise and fall, We got the right, March of time, la homónima Keeper of the seven keys... Ni en sus más exultantes fantasías imaginó la banda de la calabaza crear una joya de tal envergadura y trascendencia. Pero ojo, que ahí no acaba todo, aún nos queda el himno por excelencia, el punto en el que el Power Metal alcanza su momento culminante:
I want out fue escrita por Kai Hansen a modo de desahogo, una especie de grito o vía de escape, un deseo totalmente real que evidenciaba su intención de abandonar el grupo y comenzar nuevos proyectos, como efectivamente se produjo poco después creando Gamma Ray, formación que ya repasaremos en un futuro.
La canción habla de como, desde el principio de nuestras vidas, se nos trata de moldear sin tener en cuenta nuestra propia opinión, de como todos creen tener la razón tratando de convencerte de algo en lo que no crees y de cómo en cierto modo es inevitable rendirse ante esta continua presión. En el estribillo es cuando se produce esa especie de grito en busca de libertad, de ese anhelo de poder hacer las cosas por uno mismo, un ruego para que nos dejen solo, en paz, porque al final, ninguno llevamos nunca totalmente la razón.
El gran legado de este tema se concreta en las versiones de Skylark, Lord, Avalanch, Seventh Wonder o Driving Mrs Satan. Las más conocidas, las de HammerFall y Sonata Arctica, están destacadas en Bonus Tracks.
Seguirán pasando los años y aun se me seguirán poniendo los pelos de punta con ese final apoteósico rematado por el estremecedor, interminable y delirante grito de Michael Kiske:
El videoclip, bastante cutre y cuanto menos simpático, no le hace justicia a la canción en absoluto. Fue grabado en Navarra a causa del concierto que realizaron en la plaza de toros de Pamplona en Septiembre del ´88 junto a Iron Maiden, Metallica y Anthrax.
Cuatro son las localizaciones en las que filmó el clip. La primera de ellas, a la que pertenece la mayor parte de la grabación, fue Las Bárdenas Reales de Navarra, una zona desértica a 80 Km de la capital navarra en la que se encuentra el Cabezo Catildetierra. El segundo emplazamiento pertenece a una fábrica azucarera abandonada y destruida en 2002 en el pueblo de Marcilla, famoso por su
Temazo. Sin más.
ResponderEliminarCoincide que también la primera vez que vi en directo a Iron Maiden, llevaban a Helloween como segundos de cartel. Pero ni Helloween llevaban a Michael (ni por asomo) ni los ingleses tenían entonces a Bruce. Fue a principios de los 90, si no me falla la memoria...
La verdad es que el videoclip es cutre, no está a la altura de la canción. Y me ha sorprendido, en parte, el hecho de que fuera grabado en Navarra, aunque algo había leído ya por ahí de que se había rodado por algún rincón de España.
Con la cinta de la parte 1 me pasó una anécdota. Resulta que se la dejé a un amigo para que la escuchara, acabó en manos de un tercer amigo, y entre uno y otro se acabó perdiendo, nunca se supo donde. Pues bien, un año, varios años después, con ocasión de mi cumpleaños, entre los dos me regalaron el mismo álbum, pero ya en CD... ¡Y ahora sí que no lo suelto! :-D
Grandísimo post, como todo lo que hacéis por aquí. Saludos.
Sí, cuando yo los ví a mediados de los 90 cantaban Andi Deris y Blaze Bayley, el peor fichaje de la extensa carrera de los Maiden, aunque por suerte más adelante pude disfrutar de Dickinson. Creo a Michael Kiske me va a ser más difícil pillarlo...
EliminarGracias José, encantados de tenerte siempre por aquí.
¡¡Que grande Michael Kiske y que grandes los Keepers y que grande I Want Out!! No sé cuántas veces habré escuchado esos discos... Cientos, seguro... y, como a ti, aún me siguen emocionando, pocas cosas mejores se han hecho en el Power.
ResponderEliminarRecuerdo perfectamente aquel Monster of Rock (como ya sabes mi primer concierto serio) y que Kiske iba con unas mallas rojas con manchas negras y yo no le quitaba ojo, era mi cantante favorito junto con Dio y un tío súper carismático: joder yo quería ser como él jajjaja...
Gran post. Me he suscrito a tu blog, ya tienes un nuevo seguidor...
Saludos!!!
Qué bueno verte también por aquí, Alex!!!
EliminarComo ya hemos comentado, gran envidia por ese concierto, bien lo sabes.
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Abrazo