Aprovechando el camino abierto por nuestro querido amigo y brillante colaborador Carlos Hernández, vamos a rendir tributo a Asfalto, la banda más mítica y representativa del rock urbano, como bien refleja su nombre. Según nos contaba, Días de escuela fue la primera intención que tuvo de publicar con nosotros en el primer aniversario de MM, en aquella ocasión declinó en favor de otro clásico, Capitán Trueno. Como la primera idea es la que cuenta, la voy aprovechar por la gran carga emocional y poética que, para mí, conlleva.
Como es sabido, ocupa el cuarto corte de la cara A de su primer Lp, el inolvidable Asfalto. El tema comienza resaltando el bajo de JL Jiménez entre unas tímidas guitarras que van entrando poco a poco con unos bonitos y originales punteos, todo forma parte de una atmósfera psicodélica con todo tipo de efectos marcados por una rítmica percusión. Sin virtuosismos, estamos de acuerdo, la voz clara de Julio Castejón cuenta una letra que a muchos nos llega al alma.
Me hace volver a mi niñez en Puertollano, inevitablemente revivo sensaciones y recuerdos, empatizo al instante con su historia. Tuve la suerte y la desgracia de pillar de lleno los estertores de aquella política educativa del franquismo, me identifico plenamente con esas vivencias que Días de escuela nos relata. Con un, digamos, agravante por ser hijo del cuerpo, efectivamente, el bueno de mi viejo era maestro "de estrecho bigote" en aquellos inimaginables años hoy.
Sentados frente a una cruz, y a ciertos retratos, entre bostezo y bostezo, gloriosos himnos pesados. Despertamos en pupitres de dos en dos, aún recuerdo el estrecho bigote de Don Ramón, y la estufa de carbón frente al profesor, la dichosa estufa que no calienta ni a Dios.
Por supuesto aquello no fue mejor, no seré yo quien lo diga, fue bastante peor o simplemente fue distinto. Corría la sangre y los chichones en el recreo y no pasaba nada. No existían los avances de hoy ni para lo bueno ni para lo malo. Unas canicas, unas chapas, unos cromos o un palo, suplían con creces a móviles y consolas, si no había nada de nada, la imaginación era el juego más poderoso, nada es más libre que ella.
Sales tú y el gordo después, yo te cambio los cromos, te juego al tacón, sales tú, la ligo yo, apuremos el tiempo que ya nos meten dentro
Al hilo del vídeo, quiero dedicar una parrafada a un personaje que nos marcó a todos, a un cura entre Teresianas y maestros nacionales, al Besugo, de cuyo nombre no quiero acordarme. En gran parte culpable de mi declarado agnosticismo y supongo que el de muchos de mis compis. Un breve debate sería suficiente para discernir si cumplió con los requisitos del contrato con su Jefe Supremo, pero esa es otra historia.
Dos horas de catecismo y en Mayo la comunión. La letra con sangre entra, otro capón
Termina con un alegato a la libertad sencillo y llano, como son las letras de Asfalto, pero muy directo. Un reto para inculcarla a nuestros descendientes en el mundo de hoy, en el que priman otras banalidades sin saber apreciar lo que tenemos.
Y ahora tú, qué pensarás, si cuando más me oprimían, más amé la libertad y es a ti a quien canto hoy, enseña a tu hijo, enseña a tu hijo a amar, la libertad.
Según la oficina Eurostat, España es el país que lidera en Europa las estadísticas de abandono escolar. Un 23,5% dejaron los estudios en el 2013 de forma prematura. La media europea se sitúa en un 11,9%.
Sirva esta canción como homenaje y reconocimiento a aquell@s maestr@s, con todos sus defectos y virtudes, artífices de formar con esfuerzo y dedicación, la columna vertebral de la sociedad de hoy con la generación de ayer, para tener un mañana mejor y lleno de esperanza.
Imposible no sentir una cierta dosis de nostalgia y emotividad para quien viviera, aunque sea de refilón, como es mi caso, la escuela de aquellos años previos a la transición. La letra es verídica, fiel reflejo de aquella realidad y la música un acierto de inspiración.
ResponderEliminarParticularmente, me sigo quedando con ese plus de original, emotivo e incuantificable, que tiene la versión del mítico disco inicial de la banda. El vídeo que has elegido está bien porque las imágenes son de lo más ilustrativas, pero la voz no es la misma y echo de menos, sobre todo, ese puntito de más psicodélico (o, tal vez, onírico) que aporta la sonoridad de los teclados de la primera versión.
Cuando has afirmado que eras "hijo del cuerpo" he sentido un sobresalto, pues en aquellos años había un cuerpo por antonomasia cuyos miembros, curiosamente, también se caracterizaban por el consuetudinario uso del bigote. Y no digo más.
Me parece muy oportuna la entrada, merecidísima. Digna aportación que sirve para enmendar la culpa de cierto amigo y entrañable organizador que me quitó la idea de la cabeza en su momento.
Muchas gracias por los elogios, no sé si merecidos del todo.
Como para no darse por aludido.
Me decanté por ese vídeo, por el vídeo en sí que me venía al pelo y por su sonido más limpio, más retocado, falta ese puntito que dices y los gritos de los niños, acuérdate.
EliminarAlgunas veces tienes que sopesar ciertas cosas y no siempre aciertas con los más exigentes y románticos aunque no lleven bigote, y yo tampoco digo más ;)
La culpa es tuya por hacerle caso a cierto amigo común, haz como yo, el sueco.
Saludos Carlos
Había escuchado ya esta canción, y aunque musicalmente me gustaba esa mezcla de psicodelia y rock progresivo, no le había prestado a la letra la atención que merecía y que tan bien es explicada en esta entrada. Y es que no hay mejor manera de ilustrar algo que vivirlo uno mismo.
ResponderEliminarExcelente publicación Nostromo, ahora me gusta mucho más esta canción.
Estimado, no solo de english se alimenta el rock.
EliminarMe agrada que abras los ojos (y los oídos) a los grupos de la lengua de Cervantes. No tan potentes, pero haberlos haylos.
Rata blanca y muchos más.
Ta luego
Una gran (e inolvidable) canción para un gran artículo o un gran artículo para una gran (e inolvidable) canción. Salud.
ResponderEliminarNo sé a qué articulo y a qué canción te refieres, ya no me acuerdo ;)
EliminarGracias Johnny