Pocas bandas a lo largo de la historia del Rock han llevado tan al extremo aquello del Sexo, drogas y Rock&Roll como lo hicieron Motley Crue. Los angelinos han sido seguramente la agrupación más salvaje, callejera, depravada, sucia, drogadicta y demente que hayamos conocido. Podría citar innumerables ejemplos que demuestren esta afirmación, pero mejor es conocerlas de primera mano en Los Trapos Sucios, la autobiografía más cruda, real y adictiva que tal vez se haya escrito nunca. El testimonio no tiene ni un párrafo de desperdicio. Yo, ya por la tercera lectura, lo recomiendo 100%.
Motley Crue, ni más ni menos |
Y a todo esto, ¿dónde queda la música? Pues en un lugar protagonista, porque Motley Crue fue una de las bandas más representativas y de más éxito del Glam Metal ochentero. Desde su impresionante álbum debut Too fast for love hasta su obra maestra Dr. Feelgood no hicieron más que crear himnos del Hard Rock, llenar estadios, gastar toneladas de maquillaje y laca y acumular grandes riquezas, a la vez que las adicciones y los escándalos continuos minaban sus vidas en una permanente espiral de autodestrucción.
Y es en ese momento, justamente el 23 de Diciembre de 1987, cuando nace la canción de hoy. Nikki Sixx, tras sufrir una sobredosis en la habitación de hotel de Slash es declarado clínicamente muerto en la ambulancia que lo trasladaba al hospital. La noticia dio la vuelta al mundo en pocos minutos (aun no existía Internet). Sin embargo, un médico fan declarado de la banda decidió luchar por la vida de su ídolo administrándole dos inyecciones de adrenalina directas al corazón, consiguiendo resucitar al bajista. Por cierto, que unas horas después al despertar, se desentubó, escapó del hospital, y con ayuda de dos chicas se fue a casa para volver a drogarse.
Esta experiencia extrema fue la que inspiró Kickstar my heart, una canción auténtica, intensa, gamberra, capaz de resucitar a un muerto (nunca mejor dicho). A mí todavía me vuela la cabeza esa trepidante guitarra inicial que anuncia una locomotora sin control y esos coros del estribillo que llevan directamente a la locura.
Fue el segundo single de Dr. Feelgood, el álbum producido por Bob Rock con el que alcanzaron su mayor éxito y que curiosamente crearon sobrios tras la inevitable y necesaria rehabilitación que les salvó de una muerte segura. En cuanto al videoclip, fue grabado en el Whisky A-Go-Go justo antes de comenzar la gira mundial de promoción. Lo dicho, un milagro que sigan vivos...
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