Soria, la bien cantada ¿o era Cuenca?

Ficha

Nombre: Camino Soria
Intérprete: Gabinete Caligari
Publicación: 1987
Autor: Jaime, Ferni y Edi
Género: Pop

Bonus track:
La mitad invisible La 2
Urrutia & Amaral
Orquesta Lira Numantina
Referencias:
Exile magazine
No todo es indie
My Kingdom for a Melody

Gabinete Caligari es un claro exponente de lo que puede dar de sí la evolución musical de una banda. Cuando se reune una exquisita calidad con una excelente creatividad, el resultado puede ser imprevisible y este gran grupo lo supo elevar a la enésima potencia. Ya sé, o a mí me lo parece, que no hace falta presentarles, pero para aquellos que solo los conozcan por Cuatro rosas o por La culpa fue del cha cha cha, la causa bien lo merece, veamos primero unas nociones básicas sobre una de las mejores formaciones en la historia de la música en castellano en su etapa menos conocida, pero no por ello menos interesante.

En sus inicios, allá por 1981, sus sonidos eran oscuros y provocativos atrapados en las fauces del postpunk, en un tiempo en el que incluso flirtearon con los Parálisis Permanente sacando un Ep compartido con las canciones Golpes y Sombras negras, un diamante en bruto de su periodo más polémico y siniestro.

Siguieron en esa línea durante algún tiempo, concibiendo temas tan profundos como Olor a Carne Quemada, Cómo perdimos Berlín y Obediencia, pedazos de canciones, incrustadas en mi memoria rebelde y reivindicativa, donde se apreciaba claramente la sombra alargada de Joy Division.

A medida que iban publicando los sencillos de unos buenísimos álbumes de estudio: Que Dios reparta suerte (1983) -en el que ya se les acuñó el término de "rock torero", no está claro quién-, Cuatro Rosas (1985) y Al calor del amor en un bar (1986), se iban metamorfoseando hacia la excelencia con sonidos más limpios y cuidados. Una crisálida que dio como resultado un precioso disco, el mejor del pop español, el emblemático Camino Soria.

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Un trabajo inmenso e irrepetible, un disco de culto donde Jaime Urrutia, Fernando Fresas y Edi Clavo, siguen haciendo converger sonidos acústicos, del country, del rock y hasta del tango con nuestros sonidos más castizos, dotando de una tremenda personalidad al pop nacional en el ocaso de la Movida.

Por otra parte, el Lp rezuma melancolía y tristeza por los cuatro costados. Jaime estaba atravesando una mala racha afectiva por una reciente ruptura, lo que le provocó una gran sensibilidad compositiva en historias de desamores y desengaños. Nos señala metafóricamente el camino hacia nuestro interior más profundo, un viaje a ninguna parte buscando la soledad representada en un idílico y recóndito lugar de la meseta castellana, otros se habrían abrazado a nombres rimbombantes como Alabama, California o París, ellos no, ¡ellos a Soria!

Cuando el disco cae en tus manos y observas la portada, interior y contraportada, llama la atención, a los que nos gustan estas cosas, la austeridad y sencillez del trabajo de Pablo Sycet, emulando al The White Album de los Beatles por sugerencia de la banda. Fotos de Alberto García-Alix en su interior, relatan una historia real en el amanecer en la ribera del Duero, caras ojerosas después de una noche de parranda. En la trasera, una desvencijada maleta donde apenas llevamos nada,... tampoco nos hace falta.

Estos días lo estoy volviendo a escuchar y, aderezado por el paso del tiempo, me parece todavía más fascinante.

• Pecados más dulces que un zapato de raso. Basada en un poema de Eduardo Haro Ibars. "Me parece una de las mejores canciones de amor que he cantado nunca" (J. Urrutia).
• Suite Nupcial. Influencias de Frank Sinatra a ritmo de swing. "Qué mejor desprecio a una persona que te acaba de dejar que darle celos yéndote a la suite nupcial de un hotel de lujo a pasar un fin de semana con otra mujer" (J. Urrutia).
• La fuerza de la costumbre. Una balada preciosa, y dura, mantiene un tono altísimo ayudado por el piano y suavizado por castañuelas.
• Tócala, Uli. Un bonito y rítmico homenaje en clave de soul al saxofonísta de Gabinete, Ulises Montero, fallecido en 1986.
• Como un pez. Un bandoneón le da aromas a tango. Tan complicada que decidieron no tocarla en directo.
• La sangre de tu tristeza El primer sencillo del disco y una de las que más me gusta. Inspirada en la novela Buenos días tristeza de Françoise Sagan, donde personifica al sentimiento. Country guitarril en estado puro.
• Saravá. Palabro usado en Brasil, desea buen viaje y que te vaya bien. Aires de Bossanova, para mí la más flojita del álbum.
• Rugido de tigre. Con arreglos de R&B y la más rockera. Con ella comenzaban los conciertos de la gira.

Y llegamos a la joya de la corona. Dicen que al principio se iba a llamar Camino Cuenca, pero Soria daba más juego en cuanto a la rima -historia, memoria, gloria-, ese fue el curioso y potente quid de la cuestión por suerte para los numantinos, además de la inestimable ayuda de las menciones a Gustavo Adolfo Bécquer y Antonio Machado, otros dos enamorados de la ciudad.

Camino Soria se engendró en el mítico local de ensayo de Madrid Tablada 25, un lugar donde se guardan legendarios discos en frigoríficos, allí Edi Clavo sacó el ritmo de la canción fijándose en I'm Only Sleeping de los Beatles, donde también se les ocurrió ese extraño lujo de usar la trompa que le da ese toque tan peculiar.

La famosa introducción de órgano fue obra de Esteban Hirschfeld, inspirada en la canción de Frank Sinatra Fly Me To The Moon, los teclados te dan la sensación de estar entrando en una catedral, litúrgica y espiritual. Esto dio pie a la anécdota durante los ensayos, de cómo llamaban a la canción cuando todavía no tenía nombre,... Ponte la casulla.

Y cuando la terminaron se plantaron en Soria. Cuentan, lo podéis ver en el estupendo documental de La 2 (¡cómo no!) que hay en la ficha, que estando en un discobar del lugar, El Hortelano, amigo del grupo, le pasó una cinta de casete con la canción al que pinchaba en el local. ¡Y la puso! nos podemos imaginar el guirigay que se formaría entre los sorianos al darse a conocer y oírse libremente por primera vez entre los afectados y protagonistas. A la mañana siguiente se harían las ojerosas fotos de marras y el resto ya es historia.

Por todo esto, no me ha sorprendido un lema de la ciudad: Soria, la bien cantada

Nada más, saludos y recordad de bajar el volumen al salir