Hay canciones que nunca diría que conozco hasta que las oigo. Este es el caso de Crazy, una balada que por su origen lejano en cuanto a distancia y sobre todo tiempo, sólo puedo imaginar que tengo en la cabeza por haberla oído en alguna película, acompañando algún reportaje o, lo más probable, como banda sonora de algún anuncio. Eso sí, me suena y mucho, y probablemente porque lo hace bien. Es decir, me suena bien, muy bien.
Se trata de un antiguo tema compuesto por Willie (Hugh) Nelson, a quién la fortuna no acompañaba por aquel entonces en su carrera como intérprete country. Había escrito ya varias canciones para otros consiguiendo algunos éxitos, pero no había logrado encontrar una buena para él mismo.
Crazy le iba a cambiar la vida, pero imposible que lo viera venir cuando la compuso y la tituló inicialmente como Stupid, algo que pronto tuvo que cambiar en vista de que no había forma de colocarla.
Primero lo intentó con el cantante Billy Walker, en principio interesado pero que posteriormente la descartó porque no veía claro que aquello fuera a ser el bombazo que iba buscando y, principalmente, porque le pareció "una canción de chica". Poco después lo intentó con el productor Larry Butler, pero la canción estaba destinada a dar algunos tumbos antes de encontrar su sitio definitivo y a pesar del módico precio que Nelson pedía por ella (10$), Butler tampoco vió clara la cosa e igualmente lo dejó en la estacada.
Su tercer intento (y la vencida) fue con Patsy Cline, una afamada intérprete estadounidense que comenzó su carrera con 15 años y que a sus 29 ya era una superestrella del country. Nelson logró una cita con su marido y este aceptó pasarle una maqueta a su media naranja, pero esta no recibió la cinta con mucho agrado y sí con bastante apatía.
Su desgana estaba bien justificada pues apenas un par de meses antes había sufrido un accidente de coche en el que tras atravesar el parabrisas (no estaban muy extendidos los cinturones de seguridad en 1961), terminó un mes ingresada en el hospital con diversas contusiones y fracturas. El accidente fue realmente grave y prueba de ello es que otro pasajero corrió peor suerte y falleció. Ella andaba todavía convaleciente y desde luego, no era un buen momento para nuevos temas.
A pesar del rechazo inicial su productor vió las posibilidades de la canción y empujó a la artista a grabar. En la primera sesión de estudio y por sus problemas físicos (costilla rota), las notas altas se le atragantaban, así que tras cuatro horas abandonó el estudio y los músicos tuvieron que hacer su trabajo por su cuenta. Dos semanas después, casi a regañadientes y comprometiéndose sólo a realizar una única toma, una Patsy con muletas por fin incorporó su voz.
¿Ventas? Un puñado. Como dato sólo añadir que según la Amusement and Music Operators Association, que aglutina entre otros a los profesionales que explotan los jukebox en EEUU, Crazy es la canción que más suena en estas maquinitas. Como curiosidad, la siguiente es Old time Rock and Roll de Bob Seger y la tercera Hound dog ¿necesito decir de Quién? 😉
El propio Nelson interpretó Crazy pocos meses después incluyéndolo en su álbum-debú And then I wrote..., con el que comenzó una brillante carrera en el country.
Por su lado Patsy Cline continuó con su mala suerte fuera de los escenarios y en 1963, antes de cumplir los 30, la avioneta en la que volaba se estrelló en Tennessee con fatal desenlace. Seguía sin ser su momento.
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