Nueva entrega de aquel compromiso con las armónicas míticas del Rock.
Hay muchas canciones que van íntimamente ligadas con nosotros a lo largo de nuestra vida por unas razones o por otras, somos el resultado de un recopilatorio con todas ellas, Nostromo Memorandum Collection sería un buen título para el mío en un formato físico de varios gigas.
Bromas aparte, nos ponemos serios y nos cruzamos al lado tenebroso, al lado oscuro de la música. Seguramente las melodías que más nos han marcado son las que se han visto favorecidas por el impacto audiovisual de la gran pantalla. ¿Quién no recuerda o no ha visto aquellas piernas de la chica en la superficie mientras nos acercamos por debajo como si fuéramos un Tiburón, aterrorizados por seis contrabajos, ocho chelos, cuatro trombones y por John Williams? ¿A quién se le puede olvidar cuando EL exorcista aparece de noche en el umbral de la casa sonando Tubular bells? ¿Y aquellas cuchilladas en blanco y negro de Psicosis acojonados por Bernard Herrmann en su parte sonora? Demasiado fuerte para olvidarlo.
Pues en el Rock me pasa los mismo con estos individuos hijos de la Gran Bretaña, un sabor agridulce con Black Sabbath, me fascinan y me turban a la vez. Fruto de mi pasión por ellos es el detalle de romper un hito en MM, ya salieron con Paranoid y hoy le damos la vuelta al mismo single y "pinchamos" The Wizard, un año más vieja.
Nos tranquilizamos y volvemos a la armónica, el Heavy nunca ha tenido una relación fluida con ella a pesar de su capacidad para gritar, para llorar o para gemir. A las pruebas me remito con de The Wizard, una armónica que impone. Ozzy Osbourne toca una diatónica en tono D con algún desvío o afinación para provocar ese efecto que podría llamarse "arpa (armónica) cruzada" en el Blues, por lo que este tema se puede asociar fácilmente con ese género.
La armónica de El Mago se empieza a oír en el segundo corte del apoteósico álbum Black Sabbath, un disco tenebroso desde su inicio con la tremenda canción del mismo nombre. Las sectas que rendían culto a Satanás creyeron encontrar su himno, pero nada más lejos de la realidad. Lo que pasó era que el bajista Geezer Butler gustaba de esos ritos, había pintado su casa de negro y oraba al Señor de las Tinieblas. Por lo visto una noche sintió cómo una criatura se movía a los pies de su cama, resultado; el susto debió de ser morrocotudo porque a la mañana siguiente pintó su casa de blanco y se olvidó de más historias maléficas. De eso habla la letra, avisa de los peligros de la magia negra y de no jugar con fuego.
El disco, al que algunos señalan como el comienzo del Heavy Metal (no es nuestro caso), está lleno de mensajes siniestros, como el volver de la muerte, tentaciones demoníacas o apariciones. Con The Wizard es algo más placentero y feliz, su protagonista parece inspirado en Gandalf el popular personaje de Tolkien de la saga El señor de los anillos, ¿o era El señor de los gramillos?, luchando contra el mal.
Nuestra misteriosa armónica protagonista, abre el turbulento camino para acompañarse con el magnífico riff del genial Tony Iommi, con la frenética batería de Bill Ward y el bajo redondo de Butler, cuando de pronto rompe la personalísima voz de Ozzy el loco en un ritmo infernal.
Os dejo con la magia del hechicero. Que durmáis bien esta noche y no notéis ninguna presencia extraña a los pies de vuestra cama.
Nada más, saludos y recordad de bajar el volumen al salir
Temazo. Lo único que de verdad conozco de ellos.
ResponderEliminarPero me encanta.
Saludos sintéticos.
Lo único? Pues te recomiendo el álbum Black Sabbath con casi 50 años no tiene desperdicio.
EliminarIker Jiménez debería haberles dedicado un programa.
Saludos vinílicos Chorby