Antonio Flores (1961-1995) lo tuvo duro para demostrar su valía como autor e intérprete porque eso de ser famosillo por causas ajenas o como en este caso, hijo de un personaje muy popular (Lola Flores "La Faraona"), a veces te abre alguna que otra puerta pero también despierta siempre a priori el recelo del respetable: "¿Pero este también canta?".
Pues sí, cantar cantaba y también componía, ambas cosas bastante bien en mi opinión. En 1978 ya hizo sus primeros pinitos profesionales incorporándose a Cucharada (el primer grupo de Manolo Tena) y con ellos graba el tema principal de una película.
Y es que esta del cine si fue una de las puertas que le abrió su linaje, pues debutando a los ocho años, participó en un total de ocho largometrajes y teniendo en cuenta su trágica muerte con sólo 33 años, me parece un bagaje digno al menos de mención.
Su primer LP (Antonio, 1980) al igual que los dos posteriores, no tuvo ninguna trascendencia en cuanto a ventas se refiere, pero es de destacar el antológico No dudaría. Un año después, el sencillo con su versión de Pongamos que hablo de Madrid, el himno informal de la ciudad, también cosecharía algún que otro éxito.
No fue hasta un año antes de su muerte cuando publico este Una espina (1994) como parte del álbum Cosas mías, un disco muy completito con un predominante rollo acústico semi-lento, salvando algunas canciones más rockeras como Arriba los corazones
Con él llego a conseguir un Disco de Oro y a posteriori, tras formalizarse el mito con su muerte por sobredosis de barbitúricos y alcohol, un quíntuple platino (500.000 copias). Más tarde, en el décimo aniversario del fallecimiento de Antonio, su hija Alba recogió en su nombre un Disco de Diamante por haber alcanzado el millón de copias.
Nadie es profeta en su tierra, pero la excepción es cuando te mueres antes de tiempo; entonces te llegan elogios hasta de tus enemigos. Léanse también los ejemplos de Antonio Vega y sobre todo del más recientemente fallecido Germán Coppini -por citar un par de ejemplos locales- que siendo buenos, les costó un enterramiento que muchos lo empezaran a reconocer.
¿Y por qué Una espina y no otra? Pues porque ese mano a mano entre la voz de Antonio y un único piano, me parece fantástico. Lástima no haber encontrado un vídeo en condiciones, pero con el sonido ya tengo bastante.
Para los amantes de la imagen en el Bonus track he incorporado un vídeo de una actuación en compañía de su hermana Lolita.
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