Psicodelia en estado puro. Si tuviéramos que definir el Rock psicodélico, ninguna sucesión de palabras lograría una definición tan perfecta como la que es capaz de lograr el riff al unísono en RE menor de bajo, órgano y guitarra de esta histórica pieza. Y digo lo de histórica porque gracias a ella, La mariposa de hierro junto con Steppenwolf y Blue Cheer son considerados los grandes responsables de la aparición del Heavy Metal norteamericano. El bajista Lee Dorman, preguntado al respecto afirmó:
No importa lo que me suceda durante el resto de mi vida. Yo sé que fui parte de algo que hizo historia y esa canción sí que la hizo.Otro de los ingredientes psicodélicos es el envolvente, sosegado e hipnótico ritmo en el que se desarrolla todo el tema, que ineludiblemente penetra en la mente del oyente de igual modo que lo hace la grave y teatral voz de Doug Ingle, la cual solo aparece al principio y final de la canción con una letra muy simple. En medio de ambas participaciones líricas, el memorable riff anteriormente mencionado sirve como base para el hendrixiano solo de guitarra del joven Erick Brann, que solo contaba con 17 años por aquel entonces, y para el casi litúrgico solo de órgano del propio Ingle, quien, como es casi evidente, aprendió a tocar en la iglesia donde su padre era organista. (No os perdáis el homenaje de Los Simpsons).
Mención aparte, y localizado entre los dos largos solos referidos, merece el solo de batería a cargo de Ron Bushy, uno de los más famosos de la historia del Rock junto a los de Moby Dick (John Bonham - Led Zeppelin), Get ready (Peter Rivera - Rare Earth) o The Mule (Ian Paice - Deep Purple) entre otros.
Los 17 minutos de In-A-Gadda-Da-Vida ocupan completamente la segunda cara del Long Play homónimo, que fue el primer platino de la historia. Cuenta la leyenda que el nombre original de la canción era In the Garden of Eden (En el jardín del Edén), pero durante los ensayos de grabación, estando los integrantes de Iron Butterfly bajos los efectos del LSD, Bushy preguntó el titulo de la canción desde lejos a Ingle, quien en respuesta balbuceó algo inteligible que fue anotado por el batería en un papel como In-A-Gadda-Da-Vida. Más tarde, y más sobrio, Ingle leyó aquel galimatías y le pareció buena idea usarlo como título.
Otra curiosidad a destacar es que el productor Jim Hilton llegó tarde al proceso de grabación debido a un atasco de tráfico. Mientras lo esperaban, decidieron realizar una prueba de sonido que el ingeniero de sonido Don Casale tuvo la precaución de grabar. Tan buena fue la prueba, que no hubo necesidad de repetirla siendo, de hecho, la versión que aparece en el disco.
Aquí podréis encontrar la versión single del tema, pero yo he decidido poner la original de 17 min. Y que conste que no necesito LSD para disfrutarla de principio a fin.
Dedicada a mi Tete.
Gran tema, para mi uno de los estereotipos de rock progresivo, más que incluso Pink Floid, King Crimson o Emerson, Lake & Palmer. 17 minutos que oías algo distinto y bueno, sin hacerse interminable y también con 17 años aunque su obra no es comparable, con esto ya cumplió. Es lo que comentabais en otra publicación anterior hoy en día no salen cosas así, se investigaba, se progresaba, se experimentaba, hoy en día es espectáculo mediático, con contadas excepciones el contenido musical importa poco, la pela manda. Malos tiempos para la lírica.
ResponderEliminarTremenda versión de Moby Dick, qué grande era el amigo Bonzo.
ResponderEliminarla califico dentro de la mejor musica en su mejor epoca en el vivero musical llamado siglo XX
ResponderEliminarEs tan excelente y embriagadora que la disfruto cada vez que puedo
ResponderEliminarExcelente canción y los solos de cada instrumento son fenomenales
ResponderEliminarRecuerdo mi infancia