Esta Obra Magna de la música moderna, es el primer disco de estudio del compositor y multiinstrumentista Mike Oldfield. La concibió con 17 añitos, siendo el resultado de complejos desarrollos instrumentales, que se plasman en esta larga sinfonía de dos partes, ejecutada con una multitud de instrumentos, algunos tan atípicos del rock como el xilófono, casi todos tocados por Mike. Fue el primer lanzamiento discográfico de Virgin, y su gran acierto, con muchas limitaciones técnicas y de medios. La crítica alabó la calidad y la originalidad de la obra, que en los primeros años vendió unos 16 millones de vinilos (divina palabra) en todo el mundo.
En los 90 después de haber publicado algunos buenos discos, lanzó la saga de Tubular Bells II y III, sinceramente creo que se los podía haber ahorrado, era más de lo mismo con pocas innovaciones reseñables y machacando la idea original.
Tubular Bells apareció en la banda sonora de El Exorcista de William Friedkin, aunque a la película le venía como anillo al dedo, a Oldfield no le gustó, indudablemente le dio un gran impulso aunque no le hiciera falta. Es posiblemente la melodía más usada en anuncios, e imnumerables sintonías de programas de radio y televisión, como Lapiz y Papel o Rockopop,... pero hay uno que me trae especialmente recuerdos: Torneo, aquel programa juvenil sucedáneo del mítico Cesta y Puntos con Daniel Vindel.
La famosa campana tubular representa hoy en día todo un símbolo. La portada de Tubular Bells ha pasado a la historia de la música, y su nacimiento fue bastante curioso: Oldfield toca este instrumento al final de la primera parte, pero en vez de usar los tradicionales martillos de madera, golpeó las campanas con uno de hierro. Como era de esperar, las campanas se destruyeron, doblándose sobre sí mismas. Esto le hizo a Mike pensar en una forma para la portada. Fue entonces cuando llamaron a Trevor Key, un fotógrafo especialista en objetos metálicos, quien dio forma final a la famosa campana.
Lo mío eran más las cintas y este es uno de los pocos vinilos que compré aún sin tener plato... ¡Genial!
ResponderEliminarPor algún lado tiene que haber un vídeo en el que la pantalla se iba dividiendo progresivamente en más y más partes, mostrando en cada una de ellas a Mike Oldfield tocando un instrumento distinto.
Me quedé algo traspuesto cuando un colega me dijo que lo había grabado un solo tío, de 17 años, tocando todos los instrumentos y mezclando las pistas. En aquel entonces, para tener un "loro" había que tener un pariente en Ceuta o Canarias, y hablar de no se cuantas pistas y un tipo que manejaba todos los instrumentos, mezclando y con un resultado propio de cualquier composición de música clásica (a mi escaso entender), me hizo parecer que aquello era la consagración de la música pop.
ResponderEliminarHoy, con la perspectiva del tiempo, y algo más de cultura musical, pienso que no era para tanto, lo que no deja de restar mérito alguno a la obra, y a muchos nos sirvió para tener otra dimensión de una obra musical, más allá de los escasos tres minutos de las canciones de los Beatles, aunque he de confesar que más por una cuestión de fe que por convencimiento.
Coincido con el algo más que semicentenario Nostromo en que se podía haber ahorrado las dos siguientes partes.