Al margen de su truculenta vida, Michael Jackson es uno de esos tipos que pasará a la historia de la música por la creatividad y calidad de sus composiciones. Con seguridad, lo segundo es lo que ha permitido perdonar en gran medida lo primero.
Independientemente de las modas del momento en que le toque nacer, la buena música es buena siempre. Si algo es malo o mediocre, casi que se puede comprobar inmediatamente. Sin embargo, la calificación de buena sólo la podremos dar sin mucho riesgo a equivocarnos, desde la perspectiva del tiempo. Ocurre cada vez que oímos la reproducción de un tema que tiene al menos un quinquenio y sin embargo nos sigue gustando. Las canciones que soportan un mayor espacio de tiempo, casi que comienzan a adquirir la categoría de obra maestra.
Hoy mientras iba conduciendo ha comenzado a sonar esta canción en la emisora local y no he podido evitar subir el volumen...
Unas versiones dicen que las musas inspiraron a Jackson cuando camino de la grabación de I Just Can't Stop Loving You vió una cara en el retrovisor de su coche. Otras quizás más lógicas, cuentan que fue Garrett quién tenía anotada la frase Man in the mirror en un cuaderno porque la escuchó una vez y le cautivó. Dos años después intentando crear un superventas para Michael Jackson, ojeó su cuaderno en busca de inspiración y tropezó de nuevo con la frase. Inmediatamente comenzó a cantar los primeros compases del tema: "Fue una cosa mágica".
Los compositores tenían miedo de que Jackson no quisiera incluir esta canción en Bad, pues todas las que llevaba grabadas hasta ese momento eran de su autoría, pero tras las propuestas del intérprete de elevar una octava, alargar el puente y, principalmente, añadir los coros de The Winans family y de Andrae Crouch Choir, tan característicos de esta canción, las dudas se terminaron. Según dicen esta fue una de las favoritas de Michael debido al mensaje que transmitía a la sociedad.
"Homo sum, humani nihil a me alienum puto" es un proverbio latino que significa hombre soy, nada humano me es ajeno". Esta frase fue escrita por Publio Terencio Africano en el año 165 A.C..
ResponderEliminarY digo esto porque creo que a este genio le debemos disculpar como hombre. Y evitar que los últimos recuerdos que tengamos suyos, empañen una trayectoria musical enorme, inmensa.
Es fácil definir su aportación, solo hay que decir su nombre y ya está. No hay que dar explicaciones. No hace falta. Lo que está al alcance de muy pocos, los elegidos.
Que no descanse en paz, en el buen sentido, y que allá dónde esté, siga con la música.